Justo cuando acababa de terminar de escribir el post. “De vuelta a la competencia” se antojo la misma vida a sacarme de la carrera, me había decidido a levantarme, a continuar la carrera y me dio un golpe muy bajo.
Nunca estamos preparados para desprendernos de las personas que mas amamos, en ocasiones intentamos ver nuestras vidas sin ellos y no logramos ver con claridad lo que es la realidad. Muchas veces nos hacemos interrogantes como: ¿Qué será de mi vida sin tal persona? Y no tendremos las verdaderas respuestas hasta que se da el momento y perdemos a esa persona que tanto amamos.
La muerte es algo natural, así mismo como nacemos estamos predestinados a morir, nacer y morir son las únicas 2 cosas seguras que tendremos en esta injusta vida. Estos últimos días que me he encontrado ausente solo he estado en el silencio de la soledad, encerrado en el cuarto, esto se presta más para llenar mi mente de pensamientos, recuerdos, y para cuestionar acerca de la vida y del Dios el que muchos hablan y me pregunto cosas como: ¿Dónde está Dios cuando más lo necesito? ¿Dónde estaba Dios cuando mi tía murió y dejo a 2 chamacos en plena mitad de la vida? ¿Por qué a ella? ¿Por qué a mí? ¿Por qué tuvo que empezar el año de esta manera? ¿Dios es Real? Muchas preguntas similares a estas a las cuales no les encuentro respuestas.
He querido callar, sé lo que significa blasfemar en contra de Dios, sentí mucha rabia, decepción, dolor, indignación, y sin embargo no quería abrir mi boca, golpeaba la pared, la cama, de una u otra manera necesitaba drenar mi rabia, esto que sentía tan adentro que ninguna palabra, abrazo o gesto podría detener. Paso el momento y logre quedarme dormido.
Sea cual sea la situación por la que pasamos hay días que no queremos ni levantarnos de la cama, solo deseamos desprendernos del mundo y estar a sola con nosotros mismos. En momentos como estos nos damos cuenta de muchas cosas, podemos pensar con claridad, reflexionar, abrir los ojos, darnos cuenta de las cosas que desconocíamos, nos llenamos de vivencias recordando los mejores momentos de nuestras vidas y nos damos cuenta que a pesar de la muerte, las decepciones, las enfermedades y otras cosas más, hemos sido felices, hemos reído y no todo ha sido tan mal como creíamos.
Es cierto que superar una muerte no es nada fácil, el solo hecho de pensar que ya no esta causa mucho dolor y llanto, solo el tiempo nos ayudara afrontar que esa persona ya no está para un abrazo, un beso, un grito, una rumba, un consejo, o lo que sea, pero sin duda alguna es algo del que ninguno de nosotros podemos escapar, y aunque nos parezca injusto y que algunas cosas que Dios hace no tienen sentido debemos aceptar que todo tiene una razón de ser y aunque duela hasta los huesos, toca aprender a vivir sin ellos y continuar.
“Esto también pasará, todo estará bien”
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