En estos días alguien me dijo mas o menos estas palabras “amigo, ya no eres el mismo de antes, ahora no sales como antes, no amaneces en la calle con esas inmensas borracheras y desayunando empanas en el terminal de pasajeros, ya no acabas los cauchos de la camionetas en los piques de asfalto en las madrugadas de los sábados, ya no te ven con una, dos y tres chicas diferentes cada fin de semana, ¿que te pasa hermano, ese eres tu o ya maduraste?” Me dio mucha risa la manera como me lo dijo y me hizo recordar los mejores momentos de mi adolescencia. Solo le di una palmada en la espalda y le dije, “amigo, estoy madurando, y tú deberías hacer lo mismo”. Hicimos un brindis por eso y seguimos trabajando en nuestros asuntos laborales.
Estando a solas me puse a pensar en lo que mi amigo me había dicho, recordé excelentes momentos de mi infancia, adolescencia, y la juventud que ahora vivo, desde jugar carritos, trompos, metras, hasta tocar timbres y salir corriendo, tirar piedras en las manifestaciones estudiantiles, hacer guerras de mangos en carnavales, siguiendo por andar de rumba en rumba, placeres con chicas, cigarrillos, alcohol, un poco de sexo, playa, carros, escapadas a otra ciudad, me reí mucho recordando esos momentos y me dije: “wao, me sorprende ver que he cambiado”. He sabido vivir cada etapa de mi vida, las he quemado una a una y vivido de la mejor manera posible, a pesar de todo he sido feliz.
Para mi no hay nada mejor que estar con mis amigos, tener un cigarrillo a la mano, un buen trago. Mis placeres ahora son ver una buena película, esforzarme por sacar mi negocio adelante, crecer profesionalmente, estabilizarme, entre otras cosas… ¡Quemando y viviendo etapas! Todo pasa. Sigo siendo el mismo enamorado de siempre, el mismo flojo y el mejor tío. Cada etapa de la vida trae su propio afán, su propia experiencia y lecciones, no podemos andar evadiéndolas o estancándonos en ella.
He crecido y mis interés hoy día son tan diferentes a los que eran cuando estaba pequeño. Me di cuenta que llore por tantas cosas “estúpidas” que hoy solo me dan risa, recuerdo que se me hacia súper difícil amarrarme las trenzas del zapato, creí que nunca aprendería, todos mis amigos sabían hacerlo menos yo, jajajajaja eso me mortificaba y me robaba la paz; tantas cosas sencillas, gafas, insignificantes que me amargaron algunos momentos hoy han sido superadas y recordarlas me da mucha risa. Estoy seguro que de igual manera, lo que hoy me preocupa, me estanca, se me hace difícil y parece ser una montaña inalcanzable, dentro de unos 10 años me encontrare riéndome de eso y veré que no era necesario amargarme y que todo se puedo lograr con esfuerzo y dedicación,. He entendido que cuando te propones algo y luchas por eso, no hay nada imposible, no existen barreras, y si las hay es porque uno mismo se las atraviesa.