Cuantas veces no escuchamos "Las palabras se las lleva el viento", no estoy tan seguro de ello. Cuando era pequeño aquel hombre de caminar pausado y mirada honesta, Belisario Marti mi abuelo, solía repetirme una y otra vez un montón de historias de su vida, unas tristes y melancólicas, otras audaces y esperanzadoras, por ejemplo, de como a los 8 años caminaba cuadras enteras hasta llegar al lago para llenar dos baldes de agua con los que su madre haría las empanadas que traerían el sustento a su humilde hogar. Guardo en mi corazón muchas de esas historias, una en especial la llevo como estandarte.
Una vez estando resguardados en casa debido a una gran tormenta que azotaba la ciudad, un tornado acabo con el negocio que durante años le había costado tanto emprender, entonces los compañeros al enterarse de la trágica noticia le preguntaron: "Belisario lo has perdido todo, ¿ahora que vas a hacer?" a lo que contesto luego de unos segundos de reflexión: "No lo he perdido todo, tengo mi ropa, al fin y al cabo Dios me trajo desnudo al mundo y tengo lo mas importante en la vida: mi familia y mi palabra, y hoy les digo que de está me levantaré".
Siempre terminaba diciéndome que la palabra era lo mas importante que tenia el hombre. Entonces, ¿como es posible que las palabras se las lleve el viento cuando lo mas importante que tenemos es la palabra? No creen Ustedes en el poder infinito de unas frases sentidas, en las miles de canciones que alivian el eterno dolor del desamor con unos cuantos versos, en la convicción que transmite un escritor inspirado, en las dulces palabras de apoyo de tus padres, las cosquillas en el estomago cuando tu amante pronuncia un "te amo" con pasión, las mentiras piadosas y temerosas de un hijo asustado que te contagian de ternura, hasta el silencio que acompaña un simple perdoname. Creo en la fuerza del espíritu y mas aun, creo en la palabra, así se las lleve el viento!
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