Hay días que pareciera que el mundo entero conspirara en mi contra, es como si el mundo me diera una patada y me lanzara a un abismo, esos días donde te levantas con “el pies izquierdo” todo te sale mal, vas a planchar y te das cuenta que la plancha se daño, decides cambiarte de ropa y toda esta sucia, al fin encuentras qué vestir, sales a la calle retardado el trafico es terrible, llegas super tarde a esa reunión de trabajo importantísima, pierdes la oportunidad de mostrar tu talento, quizás te niegan el aumento de sueldo o peor aún el imbécil técnico de maquinaria pretender ocupar tu cargo de gerente…. Llega la hora del almuerzo te das cuenta que dejaste tu cartera en casa y no cargas efectivo, decides no almorzar para no quitarle prestado a tu amigo, se llega la tarde y el calor se hace insoportable, el cansancio invade, cuando por fin llega la hora de irte a casa SUSPIRAS y dice, por fin… sales a la calle el trafico sigue igual, recuerdas que la plancha se quemo y debes comprar otra pero la billetera está en casa, toca dejar eso para después…

Puedo entender que por muy duro que sea el día, por muy grande que sea un problema, una dificultad, todo tiene una salida y no vale la pena angustiarse por lo que ha de suceder, puedo comprender que cada momento se debe disfrutar al máximo, e incluso que después de un día terrible al finalizar la tarde tendré la dicha de llegar a casa y es más que suficiente porque tengo la certeza que alguien me espera con amor, alegría y eso, NO TIENE PRECIO.
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