Tomar decisiones correctas siempre ha sido muy difícil y más aun cuando tiene que ver con cosas del corazón y del amor. Acabar una amistad, abandonar un hogar, romper una relación jamás será fácil, dado que están incluido emociones y sentimientos que dificultan elegir acerca del ¿Qué hacer?. Sin embargo, a veces no es así y en medio de la desesperación el hombre no razona bien. Los extremos nunca son buenos, así que tanto en un estado máximo de infelicidad como en la más sublime dicha hay que aprender a ser realistas. A veces nos cegamos nosotros mismos y nos cuesta aceptar las cosas como son, lo mejor es verlas a través de los ojos de otras personas y no dejarnos cegar por el amor.
El amor duele. Hay quienes dicen que no, pero yo que lo he vivido puedo decir con certeza y convicción EL AMOR SI DUELE, Y MUCHO, HASTA LOS HUESOS Y MÁS ALLA. Provoca heridas más o menos sangrantes, algunas de ellas permanentemente abiertas. El tiempo no es una medicina, sino un cicatrizante. A todo esto le acompaña la sensación de vacío unida a un resentimiento que mete el dedo en la yaga con interrogantes como “¿por qué no me di cuenta?” o reproches del calibre “debí darme cuenta a tiempo”, ¿por qué pudo pasar esto? “mis seres queridos me avisaron y nos quise escucharles”, entre otras cosas que no hacen más que hacernos sentir culpables y hundirnos aun mas en esa etapa de despecho interminable.
Desgraciadamente en la sociedad actual todo es desechable, debemos mantener los pies en la tierra y saber dónde encontrar el placer de las pequeñas cosas. Nadie, absolutamente nadie, se preocupará más allá de lo que está dispuesto y que suele ser bastante menos de que tú deseas. Esto es así. Duro y cruel pero real.
A pesar de este discurso desalentador querido amigo/a, anímese, camine por la playa y note como la arena mojada le abraza los dedos de los pies, vea aquella película de su vida tantas veces se lo pida el cuerpo, salga a trotar y sienta como la brisa roza su cuerpo, no dude en aprovechar cada momento de la vida para aprender de ella y sobre todo, no se preocupe por encontrar la felicidad. Seguro que lo encuentra a usted.
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