Emigrar es de Valientes, aunque muchos piensen que emigrar es una aventura. Emigrar implica dejar tus raíces, tu cultura, tu familia, tu perro, tu novia/o, tus amistades; emigrar implica abandonar tu país, sus calle, su clima, implica dejarlo todo por nada, y digo por nada dado que delante de ti se encuentra un largo camino lleno de incertidumbres con un montón de preguntas sin respuestas en tu cabeza ¿Me irá bien?, ¿Y si fracaso?, ¿Y si no me gusta ese país?, ¿De qué voy a trabajar? ¿Estoy dispuesto a dejar mi comodidad, mi profesión, mi estatus por empezar limpiando baños, pisos, o siendo mesonero? ¿Valdrá la pena?, un sin fin de interrogantes que en cierto punto nos hacen sentir temor pero como dije inicialmente: Emigrar es de valientes.
No es fácil llegar solo a un país a intentar sobrevivir, sin embargo algo dentro de ti te dice ¡Tu puedes! y no es solo el ¡tu puedes!, sino también el ¡Tu debes! porque desde el primer momento que dejamos todo nos vemos en el compromiso y la obligación de lograr alcanzar todo aquello que un día nos propusimos.
Es difícil llegar a un país donde no conoces su cultura e idiosincrasia, donde el muslo de pollo se llama truto, o el hígado se llama "panita", y la carne para mechar "tapa pecho", llegas al supermercado y no tienes idea de cómo pedir la carne y optas por comprar enlatados, y comida rápida para cocinar porque mamá se quedo en otro país y al emigrar toca sobrevivir; no es fácil pero es alentador saber que todo va como tiene que ir y lo estas haciendo bien.

¡Bienvenido a la lucha inconstante por tus sueños, querido EMIGRANTE!
PD: Homenaje a todos los hermanos Venezolanos que de una u otra manera han dejado sus raíces por la búsqueda insaciable de una mejor calidad de vida.