No escribo sobre lo que he visto, escribo sobre lo que he vivido y soñado.."La vida es como un viaje por mar: hay días de calma y días de tempestad. Lo importante es ser un buen capitán de nuestro barco, no te dejes abatir por cualquier circunstancia negativa, y recuerda siempre estas palabras: Todo Estará Bien"

16 de octubre de 2016

Una noche de amor...

La mesa estaba preparada para dos, comida, helado, fresas y un buen vino Marqués de Casa Concha de la viña Concha y Toro, copas repletas y un deseo insaciable de poseerla, conversamos de las cosas básicas acerca de nuestra ajetreada semana producto del trabajo y asunto personales, sentía que era eterna la cena, pero me alimentaba contemplando su sonrisa, su mirada, su melena, esa manera particular de llenarme completamente y hacerme sentir seguro.


— ¿Has terminado? siéntate en el sofá y busca la película en Netflix mientras yo ordeno esto…
—De eso ni hablar. Hoy me toca a mí recoger. —Se levantó y recogió los platos. Mientras tanto la miraba moverse de un lado a otro y tomaba mi copa de vino, una silueta esbelta, una mujer encantadora.
—¿Traes la almohada? —Dijo al salir de la cocina, mientras se sentaba en el sofá y tomaba el control del televisor para seleccionar la película.
—Vamos, Cielo, ven aquí. —Dio unos golpecitos al sofá indicando que esperaba que me se sentara a su lado.
—Ya voy. Me acerqué al sofá y, para mantener un poco las distancias, le di su almohada y puse un cojín entre los dos con la excusa de apoyarme mejor. No quería estropear la noche, y si me sentaba demasiado cerca no sería capaz de controlar las ganas que tenía de besarla.
La película empezó. Yo no la había visto, pero estaba más interesado en mirarla que en otra cosa. Era fascinante ver cómo se sorprendía, se asustaba, y eso que, según ella, ya la había visto un montón de veces. Pero cuando el muñeco intenta asesinar a la niñera, ella se abrazó a mí y me se quedó petrificado.
—¿Qué te pasa?
—Odio esta escena. Me pone los pelos de punta. Mientras tanto tenía la cabeza pegada a mi pecho.
—Pero si ya la has visto, ya sabes lo que va a pasar. —Yo estaba perplejo, y empezaba a costarme respirar; por no hablar del problema que empezaba a tener entre las piernas.
—Ya sé que no tiene lógica, pero no puedo evitarlo. Cuando acabe, me avisas. Y estuvo allí hasta q culmino la escena; ya está, ya ha salido de la habitación, ya puedes darte la vuelta. Sin embargo, no hice ningún esfuerzo para que ella se soltara.
Ella se volvió, pero no recuperó su posición inicial, sino que se quedó a mi lado, apoyó la cabeza en mi pecho y puso la mano encima de su cadera. La excusa de los sustos de la película era perfecta y eso no me importaba, incluso me acomode para que ella pudiera acercarse más y le pase mi brazo por su espalda. A medida que la historia de avanzaba, estábamos cada vez más abrazados, yo le acariciaba el brazo cuando ella se asustaba y ella me recorría suavemente con las manos el abdomen o el muslo.

Ninguno de los dos decíamos nada. Cuando llegó la escena final, ella se levantó para ir por una copa de vino, señalando mi copa con un gesto de ¿Quieres más? A lo cual asentí.
Se acercó con las dos copas, y se sentó justo a mi lado, la mire a los ojos. Le temblaban las manos; bajó suavemente la cabeza y la bese. Eran unos besos suaves, ligeros, como de mariposas. Le bese las mejillas, los párpados, los labios, la nariz. Ella estaba perpleja, le tome las manos y empecé a besarle las puntas de los dedos.
—Alexander, ¿qué haces? —Mientras a ella empezaba a costarle respirar.
—Besarte. Pero no debo de estar haciéndolo muy bien si tienes que preguntármelo. —Así q sonreí porque sabía que le gustaba mira mi sonrisa, mientras seguía con el camino de besos que estaba dibujando ya en su muñeca.
—No, lo haces muy bien. Estoy segura de que te lo habrán dicho muchas veces. Demasiadas. Lo que quiero saber es por qué. —Ella cerró los ojos, y yo le estaba besando el cuello y le acariciaba la espalda.
—Nunca nadie como tú. Cielo, ¿me escuchas? Me estás volviendo loco, no puedo concentrarme en el trabajo, ando como trastornado todo el día, pensando en lo que debes de estar haciendo, y por las noches no puedo dormir. Estas últimas semanas me he dado cuenta de una cosa, me separe un poquito de ella, aunque sin soltarle las manos, quería seguir tocándola; no sé cómo detener esto entre los dos, no quiero que te vayas, pero tampoco sé cómo pedirte que te quedes.
Entonces la solté y me puse de pies, pasaba las manos por mi cabeza, es lo que hago siempre al estar nervioso.
—¿Quieres que me quede? —Ella me acarició la rodilla.
—Sí, creo que sí.  ¿estás seguro? —Ella se paró delante de mí, mirándome directamente a los ojos.
—Sí —respondí sin dudar ni un segundo—. ¿Y tú?, ¿quieres quedarte? —Sí.
Solté el aire que no sabía que estaba reteniendo en los pulmones, y la besé. Ella estaba apoyada contra la pared, la tenía atrapada, había colocado cada una de sus manos al lado de su cabeza, y con el vientre y las piernas la mantenía totalmente prisionera. Tampoco era que Ella quisiera ir a ninguna otra parte; por nada del mundo. Los besos habían comenzado dulces, despacio, pero ahora eran cada vez más hambrientos. Los dos hacíamos esfuerzos por respirar, una actividad demasiado sobrevalorada. Me apreté aún más contra ella, como si quisiera fundirme con su cuerpo, y abandoné mi boca para centrar la atención en su cuello. Le lamia el interior de la oreja y ella gimió. Notar mis labios contra su piel era algo que pensaba que no volvería a suceder.
—Alex. —A ella le costaba respirar—. Me tiemblan las rodillas. —Eso es bueno le dije mientras seguía besándole el cuello. Con una mano empecé a quitarle la camiseta a la vez que metía una rodilla entre sus piernas. Apreté mi erección contra su cuerpo y volví a besarla. Su boca me volvía loco, su forma, su textura, cómo temblaba cuando estaba cerca, cómo se movía a mi ritmo. Nunca se había fijado en esos detalles, pero con ella todos parecían importantes. Sus suspiros, sus temblores. Todo.

—Tu olor. Casi me vuelvo loco estas semanas, oliéndote. ¿Sabes que antes de meterme en la ducha huelo tu perfume? —Estaba tan excitado que no me daba cuenta de lo que decía, sólo era consciente de que necesitaba tocarla, besarla, estar dentro de ella. Tenía que recuperar el control o todo acabaría demasiado pronto, y si de algo estaba seguro era de que ella merecía más que un revolcón rápido en el suelo. Así que dejé de besarla y volví a centrar su atención en su cuello. Era preciosa, tenía una piel suave y respondía a mis caricias con una naturalidad que me volvía loco.
Los dos habíamos perdido un tiempo precioso estando separados, Ella colocó una de sus manos en mi erección, lo acarició y, cuando notó que me apretaba aún más contra su mano, me lo acarició con más fuerza. Apartó la mano un segundo con la intención de repetir la caricia, esta vez sin la barrera del mono. Aunque éste no era un gran impedimento: el algodón era delgado; no me veía capaz de aguantar sus caricias directamente sobre mi piel. Quería, necesitaba que ella estuviera tan al límite como yo antes de hacer el amor. Siempre había sido un amante generoso y siempre me preocupaba por mis parejas, pero Ella era... No sabía qué era, sólo sabía que todo aquello era nuevo para mí, y que quería que fuera especial. Tanto en la cama como fuera de ella. Quería que ella se quedara, que fuera mía. La mordí suavemente. Primero sólo iba a besarla otra vez en el cuello, pero al sentir cómo temblaba, la mordí un poco más fuerte, sin hacerle daño; nunca le haría daño. Sólo quería sentirla mía, y cuando la noté temblar y apretarse aún más contra su vientre, vi que a ella también le gustaba.
—Creo que empiezo a entender por qué te deseaba tanto, tu sabor es mejor que el olor, más intenso. Y antes de que ella pudiera contestar, la bese. Un beso húmedo, profundo, que ninguno de los dos podría olvidar nunca. Nuestras lenguas se acariciaron, ella me mordió el labio inferior y yo tome posesión de su boca. Nos saboreamos. Para ella, el sabor de mi boca era un sueño hecho realidad, le encantaba cómo mi lengua la acariciaba; como si fuera una fruta exótica, como si quisiera impregnarse de ella. A ella se le notaba el pulso acelerado, tenía que tocarme, sentir mi piel contra la de ella, comprobar que mi corazón latía tan rápido como el de ella, cómo temblaba si lo tocaba, cómo sudaba al tenerla cerca, de modo que le quite la camiseta y me acarició la espalda. Cuando sentí que temblaba tanto como ella, me recorrió un escalofrío.
Ella se movía contra mi erección, me acariciaba la espalda y me lamió el sudor del cuello. Yo centré mi atención en los pechos, sus senos eran un delirio, primero le recorrí el cuello con la lengua hasta encontrar la tira del sostén, que resiguió hasta llegar a su objetivo. No la desnude, sino que bese el encaje rosa, se lo acaricie.
—Me gusta tu ropa interior. Es femenina y delicada. Como tú —digo todo eso sin separarme ni dos milímetros de ella. Ella notaba cómo mi respiración le acariciaba la piel. No recordaba haber estado tan excitada en su vida. Yo estaba concentrado besándola, y al rozar sus pechos, me excite aún más al ver cómo se erguían sus pezones contra el algodón del sujetador.
—Alex, apenas podía decir mi nombre— le besaba el pecho como si tuviera todo el tiempo del mundo. Con la lengua dibujaba su forma, con los labios los reseguí—. Aaale. —Ella me apretaba los hombros, y le notaba la espalda húmeda de sudor—. aLexx, vamos a la cama.
—No. —En esos momentos estaba muy ocupado besando su estómago. Había dejado los pechos en un intento de recuperar un poco de control, yo seguía besándole todo su abdomen, pero ahora una de sus manos estaba en la cintura de su pantalón de algodón gris. Me había agachado y le besaba el ombligo. La mano que había apoyado en su cadera le acariciaba otra vez la espalda y, cuando encontré el cierre de su pantalón lo desabroche y lo baje mientras besaba sus piernas y su pelvis encima del algodón de su panty. Entonces me incorpore, volví a colocarme a su altura y la bese.
Ella temblaba. Me devolvió el beso con fuerza, ella también estaba al límite. Le quite el sujetador y lo tire al suelo. Nos besamos, y ahora que estábamos piel contra piel, los pulsos de ambos se aceleraron, el sudor de los dos, las lenguas de los dos, el corazón de los dos parecía tener el mismo objetivo; entrar en el otro. Ella fue la primera en separarse. Tenía que serenarse, nunca había sentido nada parecido y estaba un poco asustada. Era la primera vez que hacía el amor.
Ahora yo le estaba entregando mucho más que mi cuerpo y ella estaba tan excitada que era como si su propia piel le quemara, como si el corazón le explotara. La respiración se le había descontrolado, y ya no sentía nada que no fueran los labios, mis manos sobre ella.
—No tienes que preocuparte por eso. Estoy a punto de... Me desate también el cordón de los monos con una mano y cayó al suelo. Baje la cabeza y le miró los pechos, sin el sujetador eran aún más bonitos, perfectos. Se los bese, esta vez desnudos. Le mordí suavemente cada uno de ellos y luego besé las pequeñas marcas de sus dientes.
—Aleex.. ya había perdido totalmente el control, temblaba, y sólo quería que la tocara, que le hiciera el amor. Así que bajé aún más y volví a besarle el ombligo y cada una de las pecas que encontré a su paso hasta llegar a la ropa interior. Entonces lamí la piel que quedaba justo sobre la cinturilla, y con una mano empecé a desnudarla.
—Alex. Te deseo decía con voz temblorosa y agitada. —Ella tenía la cabeza apoyada en la pared, los ojos cerrados y los dedos entre mi cabello, que ahora estaba totalmente de rodillas frente a ella.
—No puedo evitarlo. —Le bese el vientre y lenta, muy lentamente, la desnude—. No puedo dormir pensando en esto. O lo hago o me vuelvo loco. —Le puse las manos en las nalgas y la empujó suavemente contra su boca, pasaba mi lengua en su jugosa vagina, sentía su sabor como antes lo había deseado, mi lengua recorría toda su vagina y mis labios chupaban su clítoris.
—Alee, ¡Ay!
Ella temblaba por completo, las piernas se le derretían, el sudor le resbalaba por el cuello, tenía el pulso descontrolado, y entonces sintió cómo también me estremecía, cómo la besaba, cómo la acariciaba y cómo aquello le afectaba.
—Aale. —Estaba tan excitada que ni siquiera podía pensar—. Alex, llévame a la cama. —Se mordía el labio inferior—. Por favor... Yo seguía besándola, devorándola, era sexy, dulce, quería absorber su olor, su sabor, su pasión. Entonces apretó los dedos que tenía entre mi cabello y sintió cómo se le doblaban las rodillas. La tome en brazos, me levante y cargue mientras ella me besó en el cuello. Le encantaba cómo olía.
Entramos en mi habitación y la tumbe en la cama.
—Princesa. —Deposite unos besos en sus mejillas—. ¿Estás bien? —Me tumbe a su lado, con la cabeza apoyada en una mano y con la otra acariciándole un brazo. —Sí, pero te echo de menos. —Se incorporó y me besó con pasión—. Quiero hacer el amor contigo. —Le tembló un poco la voz, nunca había estado así con nadie. Evidentemente, había estado con hombres antes, chicos que le habían gustado y con los que había disfrutado, pero nunca con nadie que la completara, que la hiciera sentir que todas las películas de amor tenían sentido.
—Yo también quiero hacer el amor contigo. Ella volvió a besarme, acarició mi pecho, deslizó su mano hasta el abdomen, sus labios empezaron entonces un camino descendente; me besó la mandíbula, la nuez, dibujó mi pecho con su lengua lenta, húmeda. Le encantaban los ruidos que yo hacía y mis esfuerzos para no gritar. Llegó a donde quería; tomo mi pene y comenzó a saborearlo, pasaba su lengua a lo largo de todo el miembro erecto, lo introducía en su boca y jugueteaba con su lengua y dientes, cada vez pronunciaba más sus labios en mi pene y me hacía estremecer, controlaba los movimientos rápido y lento, era una sensación de frio calor que no podía soportar tanto placer.
Se detuvo dándome oportunidad de tomarla y besarla con urgencia era como si nunca fuera a tener suficiente. Aleex, temblaba otra vez, estaba muy excitada y muy nerviosa, lo note y dulcifique mis besos y caricias.
—Tranquila, yo también estoy nervioso. Pero esto está bien, tiene que estarlo, yo nunca, nunca, había estado así por nadie. —La bese intentando transmitir lo que no podía decirle con sus palabras—. ¿Me crees? —La mire inseguro. —Te creo. —Para evitar llorar delante de mí en un momento como ése, me atrajo hacia su pecho y me susurró al oído— Hazme el amor, Alex. —Me recorrió la oreja con los labios.
Me estremecí. —Tus deseos son órdenes, princesa.
Entre en ella con cuidado, quería recordar ese momento, quería saborear cómo era hacer el amor con la única mujer capaz de atrapar mi corazón. Por otra parte, pensé que así controlaría un poquito más su propio deseo. Me equivoque, Cuando note cómo ella me envolvía, cómo su cuerpo se fundía con el suyo, perdí el control. Ambos lo perdimos; nos movíamos al mismo ritmo, con el mismo latido, nos devorábamos, y de golpe todo fue demasiado para los dos; estaba encima de ella, completamente dentro de ella, sus piernas extendidas como pidiendo más, sentíamos deseos y era insaciable; de un momento a otro termino estando encima de mí, podía ver su rostro lleno de placer, tomar sus senos y agárrame a ellos, estremecer mis ganas, saciar mis deseos y llegar juntos al clímax del placer, las miradas, los besos, el cielo se derrumbó, el infierno se abrió, todos, todos los tópicos se hicieron realidad, y entendimos que estábamos hechos el uno para el otro, aunque quizás ninguno sabía qué hacer al respecto.

Nos quedaron tumbados, abrazados, mirándonos el uno al otro asombrados, como si no pudiéramos creer lo que acababa de pasarnos. Aparte un mechón de pelo que tenía en la frente, ella me peinó un poco. Los dos teníamos el pulso muy acelerado.
Yo fue el primero en hablar. —Cielo.. yo. —No continuó, cerró los ojos unos instantes para recuperar el control—. Yo... —No sabía qué decir.
—Tranquilo. A mí me pasa lo mismo.
—¿Sí? ¿Qué te pasa? —Le tome la mano y, cariñosamente, le bese los nudillos.
—Que no sé cómo explicar lo que hay entre tú y yo. — Ella se incorporó un poco y me dio un beso muy dulce.
—¿Y no te da miedo? —pregunte asombrado de que ella estuviera tan tranquila. —Un poco. Pero creo que merece la pena que nos arriesguemos.
—Espero que tengas razón, Tengo que levantarme. Le di uno de aquellos besos que la dejaban sin sentido y me fui hacia el baño.
¡Nunca antes había sido tan feliz!


27 de septiembre de 2016

Otro Venezolano en el exterior

Muchos me preguntan: ¿En qué parte del mundo estas? Ahhahaha, como si me la pasara viajando a cada rato… Bueno les cuento, aunque soy Italiano, hoy me siento más Venezolano que nunca, a fin de cuenta fue el país que me dio todo lo que no tenía, eso que quizás Florencia nunca me hubiera dado, Venezuela me enseño a ver el mundo de una forma diferente, más sensual, con alegría, abundancia, pasión, diversión cosa típica de un Venezolano, amo la idiosincrasia del Venezolano sin dejar a un lado mis raíces Italianas.
Hoy soy un venezolano en el extranjero, no por placer sino por necesidad, es por eso que me duele tanto el hecho de ver como el país que lo tenía todo, que recibió a millones de inmigrantes de muchos países del mundo, que se iban huyendo de las guerras, violencia, dictaduras, crisis económicas y humanitarias, quien abrió las puertas para recibirnos como sus hijos, hoy vuelve abrir las puertas para hacernos marchar de ella. Venezuela tiene nombre de mujer, y hoy día es una mujer golpeada, maltratada, humillada, deprimida, me da pesar ver el rostro de amigos sin esa luz, sin ese brillo en los ojos que irradiaba felicidad.
Es increíble como el mundo entero tiene los ojos puestos en Venezuela y esto de nada sirve, es increíble ver como muchos son cómplices del desastre económico, político y social por el cual atraviesa el país, y solo porque reciben migajas del gobierno de turno.
¿Qué Venezuela se cubanizó?, es posible, pero les podría decir que Cuba quizás esta mejor que Venezuela ya que en cuba vemos el hambre y la pobreza, pero no la delincuencia, violencia y asesinatos desenfrenados como se ven en mi país. Mirar a Venezuela desde el exterior es vivir un doble duelo, es incómodo y doloroso cuando voy al supermercado y al mencionar cualquier palabra cualquier persona me pregunta ¿venezolano? No sabes si responder si o no, y no precisamente porque te de vergüenza sino porque tienes que prepararte para escuchar “Es duro lo que está pasando en Venezuela, está la cagada allá, es verdad que no tienen qué comer, que hacen colas, que…” te quedas atónito y sin palabras, quieres desaparecer porque TU PAIS TE DUELE, y es una realidad donde deben pasar muchos años para volver a esa Venezuela de encantos, alegre, potente y maravillosa.

Espero volver a ti mi bella patria, besar tus calles, oler tu risa, lanzarme en tus aguas, cabalgar tus llanos, abrigarme en tu roció de la mañana, comer esos sancochos un domingo de resaca, rellenar las arepas con cochino frito, comerme tus reinas pepiadas y peluas, hacerlo sin temor, sin violencia, sin hambre. Aguanta mi pequeña Venezia, algún día saldrás de esta y te volverás a enamorar de quienes te decepcionamos. 

12 de marzo de 2016

Mi Novia (Se cree) Princesa!!


Si bien es cierto no soy Christian Grey, pero varias cosas tengo en común con este personaje de ciencia ficción que muchas mujeres, ilógicamente, desearían tener. Realmente “No soy un hombre de flores y corazones. No me interesan las historias de amor” y con eso nací, no implica que no haya tenido amigas con beneficios, aventuras, éxtasis y sentimientos nobles; sin embargo, mi compañera sentimental y sexual es de la época de la “Bella durmiente” y sueña con que un príncipe le dé un beso y la saque de la crisis económica y financiera del país y sean felices para siempre; 
o quizás se cree “Cenicienta” y piensa que soy el príncipe que pasara vientos y mareas en busca del zapato perdido; puede ser más exquisita soñar ser "Blanca nieves", creer que el mundo entero le da la manzana envenenada y yo debo resucitarla con un beso…El problema no es que exista Disney, el problema es que los padres permiten que sus hijas crean que estas fantasías en algún momento pueden ser realidad. 
En pleno siglo XXI creer en cuentos de hadas es no apto para cardíacos, hoy día cuando el sexo esta en webcam, el amor es más fitness (si no lo creen pregúntenselo a Chino y Tashie), las relaciones amorosas están en facebook “tiene una relación con…” o los mejores momentos de la pareja están en Instagram antes que en la memoria de los novios, en pleno siglo XXI me pregunto: ¿Existen mujeres que creen en cuentos de hadas? ¿Es mi compañera la excepción a quien no la alcanzo la evolución de la tecnología y radicalismo?, veo avisos públicos donde las féminas dicen que “No quiero un príncipe azul sino un lobo feroz que me azote” (y de allí surgio 50 sombras de grey) y aun
así, la chica que me enamoró reniega de nuestro noviazgo por no decirle lo que hace 2 décadas hacían nuestros ancestros, "¿quieres ser mi novia?" ¿Es necesario preguntar esto después de tantas intimidades, besos, abrazos, y momentos vividos?, ¿no lo dan por sobreentendido?
Me pregunto si en algún momento de la historia de mi vida le quite el tetero al Niño Jesús, o quizás me burle de Noe y su arca o peor aún, le hice una zancadilla a Moises cuando llevaba los 10 mandamientos, tuvo que haber sido algo muy grabe porque en pleno siglo XXI vine a enamorarme perdidamente de una mujer que se cree princesa y jura que soy su príncipe azul.
Mi amor por favor, entiende que ni soy Christian Grey (aunque me encante modernizar en la intimidad), ni príncipe (aunque envié globos de helio), ni Sherk (aunque tenga mal humor constante), ni muy muy, ni tan tan, soy yo, tal cual como me ves, como me conociste, como te enamoraste de mi; quiero seguir siendo yo, no quiero tener un disfraz encima ni convertirme en un prototipo, te amo y te acepto tal cual eres, pero por favor, recíbeme como soy, no intentes cambiarme porque entonces nada de lo que soy tendría sentido, y por ultimo: ¿Quisieras seguir besándome? ¿Quieres seguir abrazándome? ¿Podríamos seguir haciendo el amor a nuestra manera? De responder "Si" entonces; ¿QUIERES SEGUIR SIENDO MI NOVIA HOY Y SIEMPRE?

PD: Después de 5 años de intimidades, amores, placeres, momentos, etc, ella me dice que: “nunca le pedí ser mi novia” – Ocurrio Asi.

16 de enero de 2016

Emigrar es pa' Valientes!!

Emigrar es de Valientes, aunque muchos piensen que emigrar es una aventura. Emigrar implica dejar tus raíces, tu cultura, tu familia, tu perro, tu novia/o, tus amistades; emigrar implica abandonar tu país, sus calle, su clima, implica dejarlo todo por nada, y digo por nada dado que delante de ti se encuentra un largo camino lleno de incertidumbres con un montón de preguntas sin respuestas en tu cabeza ¿Me irá bien?, ¿Y si fracaso?, ¿Y si no me gusta ese país?, ¿De qué voy a trabajar? ¿Estoy dispuesto a dejar mi comodidad, mi profesión, mi estatus por empezar limpiando baños, pisos, o siendo mesonero? ¿Valdrá la pena?, un sin fin de interrogantes que en cierto punto nos hacen sentir temor pero como dije inicialmente: Emigrar es de valientes.
No es fácil llegar solo a un país a intentar sobrevivir, sin embargo algo dentro de ti te dice ¡Tu puedes! y no es solo el ¡tu puedes!, sino también el ¡Tu debes! porque desde el primer momento que dejamos todo nos vemos en el compromiso y la obligación de lograr alcanzar todo aquello que un día nos propusimos.
Es difícil llegar a un país donde no conoces su cultura e idiosincrasia, donde el muslo de pollo se llama truto, o el hígado se llama "panita", y la carne para mechar "tapa pecho", llegas al supermercado y no tienes idea de cómo pedir la carne y optas por comprar enlatados, y comida rápida para cocinar porque mamá se quedo en otro país y al emigrar toca sobrevivir; no es fácil pero es alentador saber que todo va como tiene que ir y lo estas haciendo bien.
Valdrá la pena si te esfuerzas al máximo, pronto volverás a estar con los tuyos ya sea porque te visiten o porque regreses a pasar unas vacaciones en familia, pero ten en mente cual es tu norte y no te distraigas mirando a la derecha o la izquierda, tu meta siempre estará al frente y es un camino largo con turbulencias, con inviernos, otoños, veranos y primaveras, pero sobretodo con satisfacción plena. Tu has nacido para triunfar!!

¡Bienvenido a la lucha inconstante por tus sueños, querido EMIGRANTE!
PD: Homenaje a todos los hermanos Venezolanos que de una u otra manera han dejado sus raíces por la búsqueda insaciable de una mejor calidad de vida.